viernes, 31 de julio de 2015

95ª COMPETICIÓN: GRAN FONDO ÉZARO: CICLISMO EN ESTADO PURO

Sábado, 4/7/15, 10:00 h.
Cicloturista Gran Fondo Ézaro (Dumbría, La Coruña)
Distancia: 137.2 km (tb. 103.5 km)
Dificultad: media (subida final durísima)
Inscripción: 30 euros (+ 12 euros licencia de 1 día)
Tiempo: 6h 07' 57" (1º: 4h 47' 49")
Puesto: 421 de 800
Avituallamientos: agua, fruta, pastelitos, isotónico..
Trayecto desde Betanzos: 1h 40' - 123 km
Puntuación: 9/10
Repetiría: SI
CLASIFICACIÓN
Después de unas duras pruebas de tri y empezando las vacaciones tocaba disfrutar de una prueba esperada desde hace varios meses, una carrera que tenía trazas de convertirse en una fiesta por el recorrido y el ambiente que se iba a vivir, teniendo en cuenta que éramos 1000 inscritos y más de 10 compañeros del Triatlón Coruña. Así que confiaba en que esta marcha cicloturista me quitara el mal sabor de boca que me quedó con mi resultado en el Olímpico del Northwest en As Pontes. Vamos con la crónica.
7:00 h. Aunque mis compis han quedado sobre esta hora, mi religión no me permite levantarme antes de las 7 para una prueba, así que confío en mi "puntualidad de última hora" y madrugo lo justo. Eso sí, apuro con el
desayuno y salgo "en hora" para llegar sin prisas. Conseguido. Me planto en Ézaro sobre las 9, aparcando sin problemas y coincidiendo con Fer y algunos más antes de recoger los dorsales. Me despido de Patri y hago en la bici los 500 metros que me separan de la zona 0, cojo los dorsales sin colas y me junto al resto de flechas rojas que van a disputar la prueba. Muy buen ambiente, nada de nervios y muchas ganas de pasarlo bien. Mientras le hacen una entrevista a Indurain y a Chiapucci comentamos quién va a hacer el recorrido largo o el corto y si vamos a ir juntos o no. En principio quedamos en ir todos juntos y hacer el largo... ¡ese equipo! La prueba es muy fácil de resumir, un recorrido de 137.2 km en los que todo el mundo piensa únicamente en los últimos 1500 metros, la temible subida al mirador de Ézaro con rampas cercanas al 30% y que hace que esta prueba sea un reto y una aventura como la que estamos a punto de vivir. Da igual que antes haya kilómetros rompepiernas o un puerto de 10 km. Aquí todo el mundo piensa en esa subida, en si será capaz de hacerla sin bajarse de la bicicleta, en el tiempo que hará, en cruzar esa meta con la satisfacción de haber superado una de las cimas más míticas y duras de la geografía gallega. Y con esta idea, a las 10:15 más o menos, partimos los 1000 participantes de la carrera con los de la elástica roja colocados en posiciones retrasadas con el ánimo de pasar un día inolvidable sobre las 2 ruedas.
Por suerte, el día estaba perfecto, sol y nubes y temperatura ideal, no hacían falta ni los manguitos. Nada más salir, toca subida. Y como yo soy de los de guardar para el final, se me escapa el resto del grupo aunque los controlo a unos 300 metros. Y es que subir sin calentar cerca de 3 km en torno a un 5-6%... pues no me apetece gastar antes de tiempo, y menos si es sin competir. En el llano vuelvo a enlazar y disfrutamos la 1ª hora pasando por varios pueblos y llegando al primer avituallamiento en Muxía. Parada obligatoria. Ya sabía yo que no hacía falta correr. Después de unos 30 km nos obligan a parar, así que aprovechamos para comer y beber algo, hacer unas fotos, charlar un rato... Nos tienen allí casi 20 minutos, yo creo que demasiado tiempo pero es lo que toca, a ver si después no pagamos la arrancada. Aprovecho para ir al baño y... empiezan a salir. Me tocó. Así que tengo que remontar de nuevo para coger a los del equipo. Menos mal que al salir de
Muxía hay un cuestón de 2 o 3 km que aprovecho para unirme al grupo. A partir de aquí, recorrido gallego, sube y baja continuo pero eso sí, pedaleando entre amigos y sin prisas, todo "marcha sobre ruedas". Por ahora, disfrutando de una gran mañana de ciclismo. Sabemos que lo duro aún está por llegar. En una cuesta a Jesús se le sale la cadena y el grupo se descompone un poco, dudando si parar o seguir suave. Al final nos caza y paramos todos juntos en el siguiente avituallamiento, muy completitos aunque bastante caos con gente por todos lados. Al igual que el anterior, me lío con la cámara y tengo que volver a "calentarme" para cazar al resto. Para completar la mitad de la marcha tenemos que subir Ézaro por la otra cara y bajar el famoso "muro de Ézaro", quizás para irnos haciendo a la idea de lo que nos
íbamos a encontrar al final. En la subida me quedo un poco rezagado con Carlos y la bajada... buff, clavo frenos desde el principio y justo en el hormigón veo a Alex parado a la derecha y casi no me dan las manos para frenar. Qué mala suerte, le rompió la cubierta y tiene que abandonar. Le animo a que hable con los de la organización y que se la arreglen pero no tiene buena pinta. Así que sigo la bajada con un poco de miedo pensando que me voy a quedar sin frenos. Las ruedas chirrian, pero es que la bajada es brutal. Por fin puedo soltar las manetas, relajar las manos y volver a pasar por el arco de meta para completar la otra mitad de la prueba. Con la parada con Alex el resto del equipo deben estar lejos, en una larga recta al salir de Ézaro ni los veo, me parece raro que no hayan parado. Aprieto un poco y cazo a
Sergio y a Carlos, uno dudando si desviarse por la carrera corta (Sergio) y el otro (Carlos) intentando convencerle para que siga por la larga. Yo me mantengo sin opinar, porque Sergio acaba de hacer un ironman hace 6 días y él sabrá cómo está de fuerzas. Seguimos los 3 unos cuántos kilómetros y llegamos al desvío de los que hacen la corta y los de larga. Como Carlos y yo vamos a la larga al final Sergio se anima y también viene. Del resto del equipo ni rastro. Poco después Sergio empieza a pedir papas y nos arrepentimos de haberle animado a que eligiera "sufrir más tiempo". Así que decidimos arroparle a rueda y que lo llevara lo mejor posible.  Llegamos a una zona con rectas muy largas y nos encontramos con Juan, otro del equipo que nos dice que van más adelante y que no se deben haber dado cuenta de dónde estamos. En esos momentos nos pasan 4 integrantes de un equipo que van a buen ritmo y a relevos. Hablo con Carlos y decido pegarme a ellos para
ver si cazo a "la tropa" antes del puerto de Paxareiras y hacemos la subida todos juntos. Conseguido. Después de unos 15 km dándole zapatilla consigo coger a Fer y compañía y les aviso que vienen los demás detrás, lo que le pasó a Alex (que no se habían enterado) y que bajen un poco el ritmo. Dicho y hecho. Entramos en Muros y paramos tranquilamente en el avituallamiento, llevamos 100 km y algunos ya van entrando en reserva. Llegan Sergio, Juan y Carlos y ya estamos todos juntos para hacer los últimos 35 km con las 2 subidas fuertes de la jornada. En un gran ambiente y sin ninguna prisa, casi sin darnos cuenta, giramos a la izquierda e iniciamos el puerto de Paxareiras, cerca de 10 km de subida no muy pronunciada  (sobre el 6%) pero que con los kilómetros acumulados va pasando factura. Al iniciar hago el amago de irme, pero casi sin querer nos vamos distanciando y Carlos y Toni se unen. Así que decidimos mantener el ritmo y sobre el km 
3 Toni se queda y nos vamos Carlos y yo. Miro hacia atrás y ni se les ve, así que apretamos otro poco y pasamos a gente sin parar, se nota que hemos ido de paseo hasta aquí. Salimos a la carretera y sigue el desnivel, pero no aflojamos. Cuando por fin coronamos, quedan unos 20 km llaneando hasta iniciar el muro, y dudamos si pararnos a esperar o seguir los 2. Al final y por diversos motivos decidimos seguir y vamos cazando gente que se nos va uniendo y formamos un grupo de 8-10 unidades. Durante 6 o 7 kilómetros vamos Carlos y yo tirando por largas rectas con viento en contra y mis piernas empiezan a quejarse. Entre la subida anterior y estas rectas voy a llegar peor de lo esperado a la última subida. Así que le digo a Carlos que afloje un poco y que nos releven los que vienen detrás. Me abro y Carlos sigue delante, no sé si no me escuchó o va muy fuerte. Yo decido arroparme en la grupeta y hacer tranquilo los últimos kilómetros previos
a la subida. Buena decisión, porque el viento pega de cara e ir tirando no es la mejor decisión para afrontar el muro de Ézaro. A falta de 3 km para meta aviso a Carlos que me paro a asegurarme que la cámara graba la subida entera, así que dejo que se vaya todo el grupo y me paro tranquilamente a encender la cámara, ponerla a grabar, colocarme de nuevo el casco y arrancar. Entro en Ézaro en solitario, ya hay muchos ciclistas por allí que han llegado y voy sorteando gente para pasar por debajo del arco que da inicio al tramo cronometrado de algo menos de 2 km para llegar a meta. Los primeros 300 metros son por buen asfalto y no demasiado duros, por lo que aprovecho para apretar un poco y ver a Carlos al final de una recta. Me pica el orgullo y decido ir a darle caza, buscando el primer puesto del equipo, aunque aún quedaba lo peor. Ya llevo todo metido pero por ahora las piernas responden y lo cazo antes de girar a la izquierda y notar como la carretera cada vez se inclina más. Buff, las piernas se hinchan y aún no hemos llegado a la peor parte. Miro hacia atrás y voy abriendo hueco con Carlos, parece que va peor que yo. Me centro en avanzar y levanto la vista para darme cuenta que un poco más adelante comienzan los rampones que dan fama a esta subida, llenos de gente y con Patri y Alex animando sin parar. Cómo me gustaría llevar un 32 en ese momento. Pero toca apretar los 
dientes y sufrir. Intento pensar en las etapas grandes del Tour, las subidas míticas al Tourmalet, Alpe D'huez... evadirme de lo duro que está siendo avanzar. Vuelvo a levantar la vista y creo que no voy a ser capaz de mantenerme sobre la bici, queda mucho. Pero con Patri y Alex animando tiro de orgullo y zigzagueo como puedo buscando un poco de aliento. Paso la zona "más dura" recordando todo lo que habíamos hablado sobre ese momento en el equipo y con las piernas machacadas llego a otro repechón de más del 20%, quizás lo más duro de la subida. Buff, y con ciclistas bajando por un lado y gente andando empujando la bici por el otro. Me voy animando y pensando que si paro ya no subo, así que pido hueco para irme colando y a paso de tortuga voy restando metros hacia la meta. Además, los que van bajando también animan y se agradece. Termino ese repecho, giro a la derecha y quedan unos 300 metros para entrar en los últimos 500 metros que ya son "más llevaderos". Sufro un montón, no sólo por el rampón ni por los 137 kilómetros que llevo, sino porque el Sol ha decidido formar parte del espectáculo y está pegando de lo lindo. Pero no tengo fuerzas ni para abrirme el maillot. Así que aprieto los cuernos de la bici y llego a la pancarta que marca 500 metros a meta... ¡lo voy a conseguir! Ahora suaviza alrededor del 10%, echo un vistazo hacia atrás y no veo a Carlos, voy a coronar 1º. La ilusión por no haberme rendido me anima a gastar mis últimas fuerzas y 
 aprieto un poco para pasar a un par de corredores y vencer el muro de Ézaro entrando en meta en 6h 07' 57" en la posición 421. Misión cumplida. Giro a la derecha hacia la zona de descanso y avituallamiento e intento coger aire, a ver si me llega a las piernas y consigo mantenerme de pie. Qué duro. Bebo un poco de isotónico, agua y cojo un plátano mientras me voy a la meta a esperar a Carlos. Con la misma cara de sufrimiento entra en meta algo más de 3 minutos después y nos felicitamos, gran etapa. Mientras recupera me cuenta que se ha caído en una de las rampas y que ha tenido que volver a arrancar. Después de 1 rato y como no llega nadie del equipo decidimos ir bajando y nos encontramos a Fer andando en las últimas rampas. Lo animamos y decide volver a subirse para acabar a lo grande la subida. Poco a poco van llegando el resto de compis, la mayoría empujando la bici y es que la subida tiene fama por algo. Por suerte, todos somos muy luchadores y cruzamos la meta con la alegría de haber coronado "el muro de Ézaro". Nos reunimos abajo, dejamos la bici en una zona habilitada con vigilancia y nos vamos a recuperar fuerzas en una carpa donde nos invitan a comer paella, carne, bizcocho... así da gusto. La comida se convierte en una fiesta, recordamos momentos vividos en la marcha y pequeñas anécdotas de la última subida, que te deja huella en las piernas y en la 
 mente. Además, en la comida van poniendo un vídeo con varios momentos y se hace mucho más ameno. Al terminar de comer nos hacemos unas fotos de equipo en la zona del podium para inmortalizar el día, que ha sido espectacular, parecido al campeonato de clubes del año pasado en Santander. Para repetir. Además, al ver las clasificaciones me entero que la subida a Ézaro ha sido tramo cronometrado y que he hecho el parcial 60º, subiendo en 12' 43", superando en 1 minuto a Indurain y Chiappucci (13'45"). A ver, ellos lo harían silbando, pero queda en el currículum...jajaja De todas formas pensé que había subido mucho peor de lo que marca el crono, se nota que fui suave todo el tiempo.
 En resumen, una carrera espectacular, de las que se te quedan en el recuerdo y con una compañía fantástica. Si para el año es similar repito seguro. Mientras, toca saborear lo vivido y seguir disfrutando de este deporte que cada día, con pruebas como esta, se hace más grande. ¡Hasta la próxima!
 LO MEJOR
- Organización muy buena, todo señalizado para no perderte.
- Sin colas en los dorsales.
- Relación calidad-precio increíble, con comida final gratuita.
- Recorrido muy chulo con una subida final digna de etapa grande de ciclismo.
- Aparcamiento cerca de la salida.
- Avituallamientos muy buenos.
- Ambiente de fiesta, participamos 1000 colegas.


LO PEOR
- Tener que parar casi 30' en Muxía, se hizo largo.
- El servicio mecánico no era perfecto, Alex no pudo seguir a pesar de romper la cubierta en la zona de meta.
- Fallos con los chips en meta, algunos no pudieron saber su tiempo.

¡Y que se repita!

PD: en breve el vídeo-resumen que grabé de la prueba...

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