jueves, 5 de enero de 2017

128ª COMPETICIÓN: TERREMOTO TRAIL: PAJARÓN

PRUEBA: TERREMOTO TRAIL
FECHA: Domingo, 23/10/16, 8:30 h.
LUGAR: Triacastela (Lugo)
DISTANCIA: 42 km (también trail corto 21 km)
DESNIVEL: 5000 metros
DIFICULTAD: media
TIEMPO: 4h 41' 35"
TIEMPO DEL 1º: 4h 31' 18" (- 10' 17")
PUESTO: 3º (de 25)
INSCRIPCIÓN: 20 euros
AVITUALLAMIENTOS: agua, isotónico, barritas...
PUNTUACIÓN: 8 / 10
REPETIRÍA: SI
CLASIFICACIÓN
ZAPATILLAS UTILIZADAS: La Sportiva Ultra Raptor
ROPA UTILIZADA: Hoko (+ mochila Salomon)


Aún en pleno mes de transición, acordándome del final con calambres en la Ribeira Sacra hace apenas 3 semanas, me apunté a otra locura de carrera, más por las ganas que por mi condición física, gracias en parte al cambio de fechas que me permitió estar en la salida. Y esto fue lo que sucedió.
Otro madrugón. Por suerte, esta vez me acompaña Pablo y conducimos en plena noche hacia Triacastela con algún sustillo en la carretera por aquellos caminos del Señor... llegamos bastante justos, menos mal que han retrasado la salida media hora. Nos cambiamos a toda prisa y dan la salida mientras me estoy poniendo el cortavientos. Parece que la prueba será en mojado. Ahí salimos poco más de 25 valientes, con los primeros claros, a intentar cubrir los 42 km de este terremoto trail que no tiene pinta de ser demasiado duro (o eso es lo que creía). Como somos pocos, y a pesar de que está Iván Barreiro, favorito claro, decido salir fuerte para intentar ver si se puede rascar algo (sin calentar, gran error que luego me pasaría factura). Y como casi siempre, se sale hacia arriba. Rampas interesantes aunque al menos es por pistas bastante corribles. La gente va fuerte. Iván se escapa poco a poco y yo consigo meterme en el 2º grupo de unos 8 corredores peleando por los puestos de honor.
La gente va cayendo de madura y al final de la subida sólo quedamos 3. La zona es rompepiernas y aún queda mucho, tiro un poco del freno de mano y se escapan los otros 2 por delante. Sigo a mi ritmo, ahora por una zona de bosque más técnica y en la que me tengo que ir fijando bastante para no perderme. Bajando hacia el río pierdo las señales y tengo que volver hacia atrás, siendo pasado por otros 2 corredores. Me engancho a ellos y hacemos un pequeño tramo los 3 juntos. En la siguiente subida, de manos a los cuadriceps, Diego (un viejo conocido) decide subir la apuesta y el otro chico se queda. Pues nada, a jugar. Nos vamos los 2 y hacemos los siguientes kilómetros los 2 juntos, pasando el 
avituallamiento con un tiempo bastante malo y frío. Sobre el km 20 noto que las piernas no van bien, es un ritmo llevadero pero no voy. Así que viendo que no cazamos a los 3 de delante decido dejar marchar a Diego y regular hasta el final. Cada vez las piernas pesan más y las subidas corribles se me hacen eternas. Así hasta llegar "al muro", una subida infernal por piedra suelta a la que no se le ve el final. Veo a Diego a mitad de la subida y me lo tomo con calma. Cuando lo veo coronar, miro hacia atrás y viene Adolfo, otro conocido que suele quedar más o menos como yo y me pregunta en qué posición estamos. Le digo que 5º o 6º y sigue tirando fuerte. Lo dejo ir, ni hago el amago pensando que ya estaba todo el pescado vendido. Corono por fin y después del avituallamiento hago la bajada larga, bastante llevadera, dejándome ir y restando los kilómetros, vaya sufrimiento.
Por esta zona aprovecho que cazo a algún corredor de la media y mantengo unos pequeños diálogos que me distraen del pajarón que llevo, no tengo fuerzas ni para apretar. Última subidita y, como no, camino. Piso el asfalto y ya se ve el pueblo. Por fin. Entro en meta en 4h 41' 35" totalmente fundido, con la sensación de no haber dado ni el 30%. Lo más gracioso es que me dicen nada más entrar que los primeros se perdieron y que ganó Adolfo, seguido de Diego y que yo... ¡acabé 3º! Buff, subidón tras el bajón. Me voy a duchar y efectivamente, al volver veo la clasificación y quedo 3º, increíble. Para poner la guinda, Pablo también hace podium en su categoría y lo acabamos celebrando con un menú del peregrino en un restaurante de Triacastela. Además de trofeo me llevo un requesón gigante, así da gusto. No muy merecido, pero el esfuerzo valió la pena. El nombre de la prueba lo tienen merecido; el día no acompañó, pero son 42 km completitos.
Confío en poder volver otro año con más fuerzas y disfrutarla de principio a fin. Queda claro que estoy fuera de forma y que no vale la pena participar en estas locuras sin estar preparado al 100%. Carrera entre amigos de las que vale la pena repetir. Otra al zurrón... ¡a por la siguiente!







 - Retrasaron 30 minutos la salida por falta de luz, buena elección.
- Organización muy buena a pesar de los poquitos que éramos.
- Señalización correcta, a pesar de un punto conflictivo donde se perdieron varios corredores, debido a la coincidencia entre las 2 pruebas.
- De trofeo un requesón... ¡puntazo!
- El avituallamiento final con empanada... ¡de 10!
- Aparcamiento cerca salida/meta

- Es importante que en estas pruebas no quede ninguna zona mal señalizada, porque con solamente un corredor que se pierda ya desluce la carrera, aún más si son los favoritos. Una pena.
- Duchas algo alejadas, un mundo si vas andando después de la paliza de 42 km.

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