sábado, 31 de diciembre de 2016

124ª COMPETICIÓN: DESAFÍO SOMIEDO: AL LÍMITE

DESAFÍO SOMIEDO 2016 (UTDS)
FECHA: 30 JULIO 2016, 7:00 horas
LUGAR: Pola de Somiedo (ASTURIAS)
DISTANCIA: 86 Km
DESNIVEL: 9450 metros
DIFICULTAD: ALTA
TIEMPO: 12h 54' 14"
TIEMPO DEL 1º: 9h 36' 39" (- 3h 17' 35")
PUESTO: 35º (de 300)
INSCRIPCIÓN: 80 euros
AVITUALLAMIENTOS: agua, isotónico, fruta, pasta...
PUNTUACIÓN: 8 / 10
REPETIRÍA: NO (por ahora)
CLASIFICACIÓN
ZAPATILLAS UTILIZADAS: La Sportiva Ultra Raptor
ROPA UTILIZADA: Hoko
Sin duda una de las pruebas de la temporada y también sin duda en la que más he sufrido junto a la combinada del Soplao de hace 2 años. Ya desde el principio las cosas no fueron bien, porque no me tocó en el sorteo, después me dieron plaza y finalmente me iba a ir de vacaciones a Alemania, pero coincidió con los atentados terroristas y de nuevo retomé la idea de participar. Así que el día 29 estaba plantado en Somiedo dispuesto a repetir el éxito cosechado en el Courel. Después de la reunión previa el día anterior (de las que, sinceramente, no saco ningún provecho más que robar horas de sueño) salimos Patri y yo hacia Villablino, a 45 minutos, el sitio más cercano que encontré a última hora para quedarnos, y por carretera de montaña... ¡vaya chiste!
Consigo dormir 3 o 4 horas y de madrugón vuelvo a Pola de Somiedo con la ilusión de disfrutar de una de las pruebas más valoradas a nivel nacional. Después de la experiencia en la UTPE y otras pruebas asturianas, no las tenía todas conmigo, aunque todos decían que era mucho más suave. Aparco cerca (un lujo) sin dificultad, dejo la mochila de mitad de carrera (por si acaso), suelto los nervios y me junto con mis compañeros del Sada que han venido también a correr. La previsión del tiempo es de frío y algo de agua, así que voy abrigado por lo que pueda pasar. Y sin más dilación, suena la música, cuenta atrás y... ¡acción! Por delante, 86 km sin tiempo para aburrirse, donde tendría que dejarme la piel para superarlos uno a uno. Para empezar, y a modo de calentamiento, salgo con
Berto, Iago y Javi en el primer tramo de subida hacia "La Peral".
Aún es de noche pero ya se ve que los del tiempo no han acertado, ya hace calor. El ritmo es muy suave pero tengo miedo a calentarme y aguanto tranquilo. La subida es llevadera, aunque a ratos caminamos y sobre el km 8 me despido de ellos y aumento el ritmo, cogiendo a Luis, otro del club, y coronando con él y haciendo la primera bajada, llena de piedras para variar y rezando para no torcerme el tobillo, que finalmente me tuerzo a media bajada y tengo que parar por el dolor. Buff, empezamos bien. Tengo que tomarme un ibuprofeno para poder continuar y poco a poco remite el dolor. Vuelvo a cazar a Luis en el segundo avituallamiento en Braña Viecha (km 15), ya ha amanecido y las fuerzas van intactas, aunque el terreno no es tan suave como decían.
Y llegamos al primer plato fuerte, una subida espectacular en la que, antes de iniciar el ascenso, se ve en la cima a los que ya están coronando y es una imagen realmente increíble... ¿hay que subir hasta ahí? ¿y por dónde? Pues nada, a escalar. La verdad es que el día acompaña y a estas alturas de carrera es un regalo el paisaje. Poco antes de coronar, Luis se va quedando y decido aumentar otro puntito; ya en la cima, toca una bajada larga, no muy técnica pero en la que hay que tener los 5 sentidos a pleno rendimiento. Llego al Puerto (3º avituallamiento, km 27) en buenas condiciones y venga, otra vez para arriba, manos a los cuadriceps y a sufrir. Corono y de nuevo para abajo... ¡vaya ascensor!
Aún encima, el calor empieza a apretar y ya he visto varios abandonos. Llego al Valle del Lago (km 37) con algunos síntomas de cansancio, aunque los que me rodean tienen peor pinta, con la manguera regando cabezas a todo trapo. Bebo y como lo que me entra y continúo, aún queda mucho. Toca ahora ascender hacia Lago del Valle por un tramo de bosque con una pista "corrible", pero las piernas no están para demasiadas alegrías. Cojo a un chico que ya no es capaz de correr y decido acompañarlo cerca de 15 minutos mientras hablamos un poco de las carreras, de la vida... momentos que sólo vives en una ultra con gente que no conoces de nada. Parece que me vuelven las fuerzas, le deseo suerte y vuelvo a correr, llegando al Lago del Valle con un calor infernal, tanto que consigo que me vacíen medio bidón de agua por encima porque sino me lanzo al lago a hacer unos largos. Buff, y aún queda la mitad!!
Toca ascender hacia la Farrapona por un tramo de montaña bastante técnico; intento seguir a un portugués (Peixoto) con el que llego al avituallamiento, pero tiene mucha más "calle" y me quedo atrás pronto. Intento pensar en otras cosas para no agobiarme y "disfrutar" como pueda de las vistas increíbles de los lagos. La gente anima llegando a la Farrapona y parece que vuelven las fuerzas (km 50), sin saber lo que me esperaba a continuación: la subida y el cresteo a los Bígaros, seguramente el tramo más duro que he hecho junto con la subida a Penaboa en la ultra del Courel en el km 50... palabras mayores. No sé si por el ritmo, la deshidratación o el qué, pero al coronar me vuelvo a torcer el tobillo y me quedo sin fuerzas, así que decido sentarme un poco y admirar las vistas mientras me 
replanteo la situación, acabar. El cresteo es bestial, casi lo hago todo a 4 patas; eso sí, las vistas alucinantes. Cuando consigo volver a correr, mis cuadriceps dicen basta y me encuentro con otro chico que tampoco puede más, así que caminamos juntos y nos hacemos los 6 km que quedan de bajada caminando juntos y con la idea firme de abandonar. Nos pasa hasta el apuntador, pero estoy tan cansado que ya me da igual. Llegamos por fin a Saliencia (km 60) y aquello parece un campo de batalla: gente llorando de impotencia, un montón de abandonos... mi compañero de bajada entrega el dorsal y yo decido sentarme un rato, comer un poco de pasta y llamo a Patri para decírselo. No tengo cobertura. Le mando un mensaje a ver si le llega e intento recuperar fuerzas. Y aparece el orgullo. Venga, va, camina un poco hasta el siguiente. Y en el otro hombro la sabiduría: "pero si aún quedan 26 km y no
puedes más". Aún no sé ni cómo, me levanto y salgo de Saliencia al trote en busca del milagro. Y vaya si lo fue. Empiezo a cazar gente y cada vez voy a más, haciendo los tramos de subida "a ritmo" y arriesgando en las bajadas, como si me estuviera jugando el podium... ¡pero si hace un rato iba a abandonar! Es lo que tienen estas pruebas. Cazo a unos portugueses y también los dejo atrás, tengo que meterme por el monte para esquivar a unas vacas que ocupaban el camino y alguna anécdota más que sólo pasan en este tipo de pruebas; así llego al penúltimo avituallamiento en Arbeyales, donde casi no paro y me dicen que soy el corredor con la mayor sonrisa que han visto en toda la prueba... ¡normal! Si es que no pensaba llegar hasta allí... Venga, que aún llego de día a meta!! Paso un tramo de bosque rompepiernas como si estuviera haciendo un trail de 15 km y llego a la última broma de la carrera,
imposible darle otro nombre al muro de hormigón de 3 km con una pendiente media del 15% (por lo menos); pongo las duracell y paso a 5 corredores... ¡andando! Por fin corono y ya lo veo hecho, quedan pocos km de bajada y me dan ganas de llorar. En lugar de eso, pongo el turbo y hago los últimos km realmente rápidos, entrando en Pola de Somiedo con la piel de gallina y los aplausos de la gente. Increíblemente, cruzo la meta en el puesto 35º tras 12h 54' 14" de sufrimiento en una de las experiencias deportivas más duras de mi vida, que me ha llevado al límite y que me ha hecho conocerme mucho mejor y plantearme dónde está el punto de no retorno. Recojo la "medalla-colgante" (sin comentarios) de finisher y, completamente destrozado, me encuentro a Javi y le pido que me deje llamar a
Patri, a la que por suerte no le llegó mi mensaje... ¡sino me mata! Casi sin poder caminar, conduzco hasta Villablino pensando en la paliza que me acabo de meter y en una buena ducha. Otra batalla al zurrón, una experiencia más y pensando ya en la siguiente... ¡hasta la próxima!







 - ORGANIZACIÓN DE LUJO: no puedo llegar ni a imaginarme lo que tiene que suponer organizar una prueba como esta... ¡chapeau!
- APARCAMIENTO CERCA DE SALIDA/META
- AMBIENTE DE CARRERA GRANDE
- AVITUALLAMIENTOS MUY COMPLETOS
- MUY BIEN SEÑALIZADA, IMPOSIBLE PERDERSE
- BOLSA DEL CORREDOR ESPECTACULAR
- RECORRIDO ESPECTACULAR, VAYA PAISAJES
- LA MEDALLA DE FINISHER...
- NO HAY ALOJAMIENTOS CERCA (a no ser que lo cojas con varios meses de antelación)
- AVITUALLAMIENTO FINAL: comparado con el resto...









PD: Sin duda, esta prueba me devolvió a la realidad que perdí en la ultra del Courel. Sólo diré que estuve los 2 días siguientes a la carrera en cama, con fiebre y casi sin comer. Es decir, esta carrera me llevó al límite. Conclusión: no estaba preparado para este esfuerzo. Y si yo, que llevo varios años entrenando duro y con un montón de pruebas a las espaldas, no estaba preparado, quiere decir que hay que tener la cabeza muy fría cuando nos apuntamos a pruebas de este tipo, en los que cuentan tanto los kilómetros como el desnivel y el tipo de terreno.
Después de esta experiencia, me quedó claro que mis carreras, por ahora, no pasarán de 50 km, que es la distancia hasta la cuál disfruto, después llega el sufrimiento y no me compensa. Pero lo dicho, otra más al zurrón y a por la siguiente!!

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