miércoles, 19 de agosto de 2015

97ª y 98ª COMPETICIÓN: TRAVESÍA A NADO Y ACUATLÓN DE CEDEIRA: FINDE ACUÁTICO


 Sábado, 1/8/15, 17:30 h.
19ª Travesía a Nado (Cedeira)
Distancia: 1.5 km 
Dificultad: baja
Inscripción: 3 euros
Tiempo: 30' (aproximadamente) 
Puesto: 24º
Avituallamientos: agua, bocadillo
Trayecto desde Betanzos: 1 h - 68 km
Puntuación: 9 / 10
Repetiría: SI

Domingo, 2/8/15, 17:00 h.
II Acuatlón Cedeira
Distancia: 1 km + 5 km (2 v.) + 1 km
Dificultad: baja
Inscripción: 8 euros
Tiempo: 1h 03' 18"
Puesto: 15º de 28
Avituallamientos: agua, pizza
Puntuación: 9/10
Repetiría: SI


Pensando ya en la Travesía Sisargas de la semana siguiente, surgió la posibilidad de participar en estas 2 pruebas al lado de casa, pruebas a las que pensé que nunca iría porque se me da bastante mal nadar. Pero como en el mar disfruto un poco más y tengo un punto de masoquismo decidí aprovechar que te podías apuntar en el momento y que eran pruebas 100% populares y me lancé a la aventura. En un principio sólo iba a competir el sábado en la travesía, pero me lo pasé tan bien que repetí con el acuatlón del día siguiente. Me lo pasé muy bien y disfruté en algo novedoso para mí, no tenía pensado participar en un acuatlón. Muy recomendable. Vamos con la crónica.
Después de hacer un test bastante duro de bici y carrera el sábado, la mosca que lleva días zumbando detrás de la oreja me dice que vaya a probar por fin una travesía. Y con la oportunidad de inscribirme en el momento... pues agarro el neopreno y salgo con Patri para Cedeira, a comer el famoso "marraxo" y tomar un poco el sol en la playa antes de la batalla. Muchos nervios, sobre todo por el miedo a "quedar de último" y llegar cuando están recogiendo todo, eso lo odio. Pero la participación de mi compañero Pablo, que es de mi ritmo y me hace el favor de participar en mi distancia (a él le tocaría la de 800 metros) me relaja mucho y nos vamos al puerto con ganas de nadar. El agua está fría pero tranquila. Hay buen ambiente y mucho nadador y triatleta de nivel: las hermanas Alonso, Brais Canosa, Luismi Velázquez, Inés Santiago... Vamos, que me van a quitar las pegatinas nada más salir.
Calentamos un rato y vemos cómo salen las categorías de pequeños y los veteranos, que hacen 800 metros, en línea recta por la ría hasta el centro del pueblo. No sé por qué pero aún tardan un buen rato en "invitarnos al agua" y se palpa la tensión, aunque por las vistas y todo el público que anima desde la barandilla del puerto merece la pena la espera en la "rampa de salida". Y en un momento de charla entre colegas, un señor dice "preparados"... y ya no le da tiempo a decir nada más, porque los 20 primeros se lanzan al agua y los 30 siguientes los seguimos. El circuito es bastante sencillo, hay que hacer una V invertida, es decir, nado recto hasta una boya, giro a la izquierda y de nuevo recto (en V) hacia el centro del pueblo y meta subiendo unas escaleras. Mi plan inicial es ir con Pablo hasta el final, pero me entra agua en las gafas al saltar y al ponerlas bien ya no distingo cuál es, a pesar de que lleva gorro de diferente color (hay varios también). Además, en los primeros 200 
metros tenemos que esquivar algunas embarcaciones que decidieron no moverlas para la prueba y cada uno va por donde puede, esto es España. Levanto la cabeza para intentar ver la boya pero sólo veo a los cracks alejarse a velocidad de fueraborda. Poco a poco remonto algunos puestos desde la última posición y me voy soltando, intentando aguantar el ritmo de algunos que llevo a los lados. Casi sin darme cuenta llego a la boya, giro a la izquierda y toca nadar en diagonal hacia la playa y un puente que hay justo al lado, que hay que pasar por debajo. Lo veo lejísimos. Y lo está. Casi nadando en solitario, busco referencias pero sólo llevo una chica a unos 10 metros por detrás, el resto van lejos, o bien por delante o bien por detrás. Así que tomo la playa de referencia y sigo a todo lo que dan mis brazos, intentando normalizar en mi cabeza la situación que voy a vivir, salir del agua y no tener que hacer transición ni nada más. Con la sensación de no avanzar demasiado llego por fin al puente, recortando distancias con un grupito de 5 o 6 nadadores que llevaba lejos; me sube la moral y aún más con toda la gente animando por el puente y en las orillas de la ría; quedan 200 metros y hay que pasar por debajo del puente. Buff, qué medo, la marea está alta y casi lo tocas con los brazos, hay el espacio justo para pasar sin tener que bucear. Lo consigo y hago "una serie final", pero sólo me sirve para contactar con el grupo y salir de último. Al menos lo intenté. No hay tiempos oficiales, pero llegué sobre el 24º y quedarían 15 o 20 por detrás, entre ellos Pablo que llega unos 10 minutos después. Nos tomamos un agua y un bocata y vamos a recoger las cosas. Buena experiencia.
Me levanto el domingo con la paliza del día anterior, pero "mi religión" no me permite descansar, así que me hago 2 horas en bici, lo suficiente como para pensar inconscientemente y que me pique el gusanillo para convencer a Patri de volver a Cedeira y hacer el acuatlón de la tarde... ¡pero si mis piernas ya no dan para más! En fin... hacemos un "dejá vu" y nos plantamos en Cedeira con tiempo suficiente para acomodarnos en la playa y saludar a los compañeros del club que también participan. Me voy a cambiar, dejamos las cosas en la caja correspondiente y afloran los nervios. Y las dudas. ¿Uso calcetines para correr? ¿me pongo el neopreno en la T2? ¿Me congelaré en el agua? ¿Seré capaz de correr fuerte después de nadar? Y un largo etcétera que no se iba a solucionar hasta la salida, así que decidí no darle más vueltas.
Por si acaso dejé todo dentro de la cesta, luego decidiría sobre la marcha. La prueba consistía en 1 km a nado haciendo un triángulo desde la playa, después 5 km de carrera a pie (2 vueltas por el paseo llano pegado a la playa) y otra vez al agua para hacer el km de nuevo. Sobre 35-40 valientes dispuesto a desafiar al mar en la salida. Agua fría con neopreno y congelada sin él. Mejor no pensar en el 2º nado antes de vivirlo. Esperando el bocinazo estamos Pablo, Arturo, Diego y un servidor del Tri Coruña. En teoría, Arturo y Diego nos tienen que quitar las pegatinas en el agua, así que mi idea inicial era pelear el 3º puesto con Pablo, aunque si todo iba bien no sería complicado porque corre más lento. Aún así, tenía ganas de dar todo lo que me permitieran mis piernas después de lo del día anterior y la bici de por la mañana y buscar la sorpresa con Diego y Arturo. ¡¡Al agua!! Me tiro, como siempre, de los últimos e intentando no perder mucha distancia con el grupo. Difícil. Me voy quedando con los últimos y al girar la 1ª boya a la izquierda levanto la cabeza y ya se han escapado. Paciencia. Intento mantener el ritmo alto pero sólo consigo mantener "la guerra" con otro nadador. Giramos la 2ª boya y toca volver a la playa. Como el día anterior, lejos. Cada vez que respiro a la izquierda veo al otro chico. No quiero perder la referencia y voy tan concentrado que me como una boya pequeña; hay que ser burro. Pego un apretón y me vuelvo a poner a la par. 50 metros más adelante me vuelve a pasar y me como otra; esto ya es de inútil. Me cabreo y vuelvo a
 ponerme a la par. En unos eternos 200 metros finales piso la playa y corro hacia la zona de transición (a unos 100 metros por arena) y llego a mi caja. Me quito el neopreno y ya no están ni Diego ni Arturo, me habrán sacado más de 2 minutos en el agua. Así que, viendo la batalla perdida, decido no arriesgar y ponerme los calcetines para correr cómodo. Me cuesta ponerlos en mojado, pero 15" más ya no importan. O sí. Cojo las gafas que hace solete y a correr. Ya desde el inicio salgo a tope. Y voy cogiendo gente sin parar. El paseo es llano, ida y vuelta, con pequeños cambios de dirección y esquivando gente que corta un poco el ritmo, pero se le puede dar zapatilla. A los 200 metros de salir cojo un poco de agua en el avituallamiento y mientras bebo me cruzo con el 1º, que ya me saca 2 km, cómo debe nadar. Me propongo que no me cace en la 2ª vuelta y meto la marcha que me queda, a tumba abierta. A falta de 300 metros para el giro me cruzo a Diego y 100 metros más adelante a Arturo. Huelo la sangre. Giro y a por ellos. A 300 metros de completar la 1ª vuelta me dobla el primero, vaya zancada; intento seguirlo y lo consigo en la distancia pero va sobrado. Este pique personal me permite cazar a Arturo justo al final de la 1ª vuelta y seguir recortándole a Diego. Toca estrategia. Tengo que sacarle toda la ventaja que pueda a Arturo para pelear en el agua la posición. Giro de la 2ª vuelta y tengo a Diego a escasos 200 metros. Mientras, Arturo se va quedando y debe estar a 1 minuto. Por detrás, Pablo disfruta de la carrera aunque sufre corriendo.
Sin fuerzas para más, cazo a Diego justo entrando en la T2 y me quito los calcetines mientras él sale para el agua. Así que ni pienso en el neopreno. Cojo el gorro y las gafas y salgo disparado por la arena mientras me los pongo. Justo me lanzo al agua detrás de Diego pensando en qué momento me cazaría Arturo, al que le habré sacado más de 2 minutos de ventaja. Nada más lanzarme, el contraste del calor corriendo y lo fría que está el agua sin el neopreno me obligan a parar y respirar hondo, me cuesta respirar en las primeras brazadas hasta que el cuerpo se aclimata a la diferencia de temperatura. 100 metros después ya nado "cómodo", pero Diego se me ha escapado. Estaba claro. Así que me centro en apretar todo lo que puedo para que no me cace nadie. Giro la 1ª boya y enfilo la 2ª. Me pasan un par de nadadores y no sé si alguno será Arturo, no distingo a nadie. Aún así voy a full, sin dejarme nada. Increíblemente, nado igual de cómodo que con el neopreno y no tengo la sensación de ir más lento. Con la certeza de estar haciéndolo mucho mejor de lo que pensaba giro la 2ª boya y enfilo la larga recta hacia la playa. Me pasa otro y no consigo mantenerle la distancia. Ya hago bastante con acertar el camino hacia la playa y no nadar haciendo eses. Llego a los últimos 200 metros eternos. Levanto la cabeza y aún no estoy seguro de si voy en la dirección correcta o desviado. 50 metros después veo las banderas de la llegada. Todo en orden. Nadie por delante ni por detrás pero decido no aflojar por miedo a "quedarme varado" y 
a falta de 50 metros levanto la cabeza y veo a uno del triatlón coruña saliendo del agua. Bajón. Me ha adelantado Arturo y me va a ganar por segundos. Salgo del agua y me doy cuenta que no es Arturo... ¡es Diego! Veo que le cuesta hasta andar y troto por la arena para entrar justo detrás de él. Subidón. No he quedado 1º del club por segundos, sin querer apretar en la arena viendo cómo iba Diego. En la llegada me cuenta que la temperatura del agua le afectó y que le costó mucho llegar al final. Por eso iba así por la arena. Nos felicitamos y voy como un niño con zapatos nuevos. Puesto 15º, mitad de la tabla, a un mundo de los buenos nadadores pero defendiéndome y disputando a los que nadan mejor que yo. Como por ejemplo a Arturo, que entra a 3 minutos y ve mi sonrisa de oreja a oreja. Mientras hablamos en el box llega Pablo, que también lo ha pasado muy bien y ya estamos deseando repetir en una prueba que, aunque no esté hecha para nuestras características, si es tan popular y con tan buen ambiente como esta, estamos dispuestos a repetirla las veces que haga falta. Y así terminó mi finde acuático-deportivo, con 2 nuevas experiencias y muy feliz de haber participado en ellas. Con más confianza para el próximo reto... ¡a por las Sisargas!
 - Ambiente popular, de esos que aunque seas "malo" no te sientes fuera de lugar.
- Sin colas para recoger los dorsales.
- Aparcamiento cerca de salida/meta.
- Calidad/precio excelente. Difícil pedir más por menos.
- Avituallamientos suficientes para el tipo de prueba.
- Buena organización, recorridos claros y visibles.
- Inscripciones el mismo día de la prueba, lo que no te obliga a inscribirte sin saber si puedes participar o no.
- Gente poco respetuosa en el circuito a pie del acuatlón. Suele pasar cuando no cierras el circuito para la prueba.
- ¿Duchas? Ni idea, pero a mi me llegó con las de la playa.

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