sábado, 21 de septiembre de 2013

48ª COMPETICIÓN: I DESAFÍO ISLAS CÍES: LA GUINDA DEL PASTEL

Domingo, 15/9/13, 8:00 h.
I Desafío Islas Cíes (Vigo)
Distancia: Half (1.9 + 90 + 21)
Inscripción: 125 euros
Dificultad: baja (circuitos llanos) (no drafting)
Tiempo: 4h 36' 23"
Tiempo del 1º: 3h 59' 36" (- 36' 47")
Puesto: 103º de 405
Avituallamiento: geles,barritas, powerade, agua
Trayecto desde Betanzos: 1h 30' - 147 km
Puntuación: 8/10
Repetiría: SI
Muchas emociones. Y poco espacio para poder expresarlas todas. Ha sido muy grande. Tantos meses de preparación junto a mis compañeros del club, tantas horas de rodaje con el objetivo entre ceja y ceja y por fin llegó el día. Un día marcado con letras de oro en mi agenda con la fusión de mi gran objetivo de la temporada y mi 35º cumpleaños. Tenía que salir bien. Y así fue. Además de la carrera, ésta sería como mi 1ª prueba "por equipos" al compartir experiencia con varios compañeros de fatigas de mi club, el triatlón coruña. Todo empezó el día anterior. Base de operaciones: hotel Samil, a 3 km de la organización y los boxes. Allí haríamos la previa de la carrera, con cena incluida Como siempre, salgo un pelín tarde y cuando llego al hotel ya están todos en la zona de boxes. Así que cojo el coche, me despido de Patri que aprovechara el buen tiempo para darse un paseíto por Samil (una zona muy chula, por cierto) y llego a "la zona 0" sobre las 19:00 h. (el check-in era de 16:00 a 20:00 h.). Cuando llego, me encuentro a mis compis del club con todo listo, así que tras aguantar los vaciles de "siempre llegas tarde" me como 20 min. de cola para recoger el dorsal y meto la bici en boxes pasando unos minutos de la hora límite. Además de la bici, decido dejar también el 
casco para no tener que hacer cola a la mañana siguiente para volver a hacer el check-in. Ya estoy nervioso. Tardo 5 min. en darme cuenta que el plástico que nos dan para que no se moje la bici por la noche hay que meterlo por debajo de la barra. "Tranquilo, Jose, aún queda mucho". Salgo pitando de boxes al campo de fútbol anexo, donde comenzaba el "briefing" o charla técnica a las 20:00 y donde ya está todo el mundo. Las gradas están bastante llenas pero por suerte Héctor (de mi club) me cede el sitio en 1ª fila y desde allí veo a un montón de amigos que no podían perderse el desafío: Rómulo (del Beariz), Jaja (del "Esteiro Team") y David (mi compi asturiano de Inef, con el que compartí muchas cosas y hacía más de 10 años que no veía... ¡vaya coincidencia!).
Me alegro mucho de verlos, soy muy de equipo y me siento más "en familia". El "briefing", que dura cerca de 1 hora, transcurre con normalidad, explicándonos el folleto que nos dieron al recoger el dorsal donde viene todo perfectamente descrito: horarios, circuitos, normas, avituallamientos... Por contar una anécdota, la jueza se equivocó con la distancia drafting que dejaba en 1 metro lateral y 3 metros por detrás. 5 minutos después rectificó (3 m. lateral y 10 m. detrás) y se oyeron suspiros (los buenos de alivio y los paquetes, como yo, de resignación). De vuelta al hotel y tocaba cena. Gracias a Diego y a Bea (del club), el hotel nos había preparado un buffet con "menú triatlético", aunque a la hora de repartir "invitaciones" se les fue de las manos y nos juntamos más de 60 personas entre participantes y familiares (con hermanamiento incluido con el NoSportLimit). Las mesas no eran muy grandes, aunque tuve la suerte de poder compartirla con varios pesos pesados de mi club (Héctor, Julio, Arturo, Pope y Roberto) y nuestras respectivas. Muy buen rollo, da gusto con gente así. En esta mini-concentración el 1º plato estaba claro: los espaguetis volaron y hubo que reponer. Yo imitaba al resto, porque no soy muy de normas y siempre como lo que me apetece. Esta vez no.
Ya estaba lleno, pero la gente seguía comiendo, vaya saque. Así que como no me apetecía repetir, de 2º tocó pollo con patatas para terminar con tarta de almendra. Faltaron las transiciones, vaya enchenta. Después de echarnos unas risas durante la cena, unos cuantos decidimos ir a dar un paseo por los alrededores del hotel y pude disfrutar de las batallitas de nuestros veteranos de guerra curtidos en mil batallas triatléticas. ¡Qué rabia que ya fuera tan tarde, escuchar experiencias vividas me encanta! A las 23:00 h. de vuelta al hotel y entre los nervios y dejar todo preparado conseguí relajar cuerpo y mente sobre las 0:30 h. A las 5:30 h. sonaba el despertador. Ya con 35 veranos recién cumplidos, me levanté a la 1ª para una ducha de activación y un buen desayuno con calma en la habitación.
A pesar de que la mayoría del equipo habían conseguido que el hotel sirviera el desayuno a partir de las 6:00, mi estómago está acostumbrado a desayunar con tiempo y la leche con magdalenas, cereales y demás tocó tomarlos un poco antes, como en Madrid. Último repaso y salida hacia boxes con Patri. Noche cerrada. Es en estos momentos cuando te preguntas qué hago yo metido en esto. Sin apenas dormir, aún de noche y dispuesto a meterme en el agua congelada para competir durante 5 horas. Masoquismo puro y duro. Es uno de los rasgos que definen al "perfil triatleta". Llego a boxes a las 6:45 h., de los primeros. Novedad. Voy con calma a hinchar las ruedas y descubro que la bici y el casco (ya sin pegatinas) está mojada. El orballo gallego ha hecho su efecto y el plástico no ha
servido de nada. No le doy importancia y me pongo a hinchar las ruedas. No he traído el móvil y no veo la presión, así que las acabo inflando a ojo, malo será. Toca pegar los geles al cuadro... la cinta aislante se cae por la mojadura, cambio de estrategia. Llevaré el maillot corto en la bici y los geles y barritas dentro. Dejo las cosas en la caja y repaso todo unas 5 veces, hasta vuelvo sobre mis pasos para asegurarme. Aún es noche. Saludo a varios de mi equipo, aún más nerviosos que yo y dejo el hinchador y demás en el coche. Ya son las 7:30 h. y la calma me obliga ahora a apurar. Así que entro de nuevo en boxes, corro por el largo pasillo hasta mi bici, cojo el neopreno y vuelvo hacia el paseo. Allí están ya Fede y Pope (de mi club) con el neopreno puesto y Patri diciendo... "otra vez el último". 
Debe ser genético. Me enfundo el traje a toda prisa, me despido de Patri y pitando a la playa. Se corta la tensión. Ya no veo a nadie, sólo el agua y una marabunta de gente (más de 400) con los nervios a tope. Ya son las 8:00 h., así que me meto sin pensármelo y casi me convierto en cubito. Dudo si lo que se ve enfrente son las Cíes o el Polo Norte. Después de unos segundos de aclimatación, consigo dar unas brazadas que me indican que todo está ok pero que va a ser largo. Salgo del agua, aún a oscuras. No veo las boyas pero me da igual, en el agua la táctica es siempre la misma: seguir al grupo. Estos son los peores momentos, previos al inicio. Busco compañía para relajar tensión. Los favoritos están a la izquierda, para nadar recto. Así que me voy a la derecha de todo para una natación tranquila.
Por suerte, me encuentro con Jaja e Iñaki y me ayudan tanto como un relaxing cup of cafe con leche in playa mayor. Además, empieza a amanecer y ya no da tanta pereza. Sin previo aviso suena la bocina, los primeros corren como alma que lleva el diablo y los de atrás les empiezan a gritar. El simpático debía estar probando la bocina, salida nula. Colocados de nuevo en posición, vuelve a sonar la bocina. Esta vez algunos ya están con el agua por las rodillas y avisan que tampoco vale. Vaya cachondeo. Como yo me lanzo de los últimos ni me había movido, pero no entiendo nada. Suena por 3ª vez y ya no hay vuelta atrás, la gente se lanza a las aguas viguesas y me despido de la playa de O Vao calculo que hasta dentro de 40 minutos. Por delante, un 1º sector de 1900 m. a una vuelta en forma rectangular con las Cíes de fondo. Casi nada. Esta vez no espero al final y en lugar de lanzarme de último me voy al extremo 
derecho en busca de la "calle libre". Aún así, recibo un par de "abrazos" pero mantengo la calma. La experiencia de hace 2 semanas en el polar me permiten mantener la calma y buscar aún más el lado derecho. Tanto que por fin consigo nadar cómodo y con la respiración controlo al grupo que va nadando estirado a unos 50 m. Busco una buena técnica y a los 300 m. nado cómodo. Sé que va para largo y lo único que hago es controlar las distancias para no llevar sustos. Unos minutos después veo la boya roja. Por fin. Pero levanto la cabeza y veo que la gente sigue. Buff, no es esta. Así que me resigno y sigo hacia delante. Ahora sí llego a la boyas rojas triangulares que marcan la mitad y en vez de hacer los 100 m. que las separan hago un rodeo circular de unos 200 m. para evitar golpes. Mientras respiro veo que me sacan metros los que las bordean, pero no me importa. No tengo ganas de fiestas. Esto es muy largo. Así que inicio la vuelta de 900 m. sin ningún golpe, objetivo cumplido. Sigo llevando al resto a 50 m. a mi izquierda y ahora el sol, que empieza a asomar, me da de frente. Además, el gran bloque ya va delante y vamos unos cuántos desperdigados. No sé el camino correcto, empiezo a sentirme un náufrago e intento nadar lo más recto posible sin saber a ciencia 
cierta el camino. La única referencia era una lancha colocada a la derecha con jueces que imagino que avisarían si te desviabas. Así que me centro en izquierda, derecha, izquierda... levanto la cabeza y aún no veo la playa. Se me está empezando a hacer largo. Empiezo a recordar los entrenos en Mera y en Miño para relajarme y cuando vuelvo a levantar la cabeza veo la boya. Pero la veo detrás. Con mi afán por rehuir la pelea y mantenerme alejado del resto, me paso el camino de boyas por la derecha y me paro. Veo la playa pero no sé si seguir nadando por este lado o pasar por debajo de las mini-boyas que forman el pasillo final de unos 150 m. Mientras me cago en los de la lancha por no avisarme, decido volver unos 50 m. hacia atrás y entrar de forma correcta para evitar una posible penalización. Por si se me hacía corta la natación... Tras el último arreón, consigo llegar al Vao y empatizo con Armstrong cuando pisó la luna. Mientras cojo aire corro por la fina arena del Vao (eso sí que es arena y no las piedras de Riazor) consigo parar el crono en 39'43" (puesto 271), casi 2 minutos peor de lo previsto. Y es que entre el rodeo que dí y la vuelta atrás final yo creo que pasé los 2000 m. de largo. Ya en la T1, me hago los casi 200 m. que me separan de la bici por el largo pasillo de boxes y me centro para no olvidarme nada: quito el neopreno, pongo el casco, portadorsal, maillot con geles y 
barritas y salgo lanzado a por el 2º sector dispuesto a completar los 90 km divididos en 4 vueltas lo más rápido posible. El circuito, quitando el primer km de enlace que pica para arriba, es prácticamente llano, picando un pelín para abajo en la ida y al revés a la vuelta. Con buenas piernas, casi el 100% acoplado. Hago el enlace bastante rápido y me acoplo. Recuerdo el Half hecho en Madrid y no me ciego, cadencia alta y cómoda. Empiezo a pasar gente, entre ellos varios de mi club: Roberto (que me acompaña un par de vueltas pasándonos ambos varias veces), Arturo, Fede, Iñaki... a diferencia de Madrid, donde fui el 100% del camino sólo (y también eran 4 vueltas), aquí se me hizo casi imposible. Cierto que éramos más, pero no es excusa. Se me hizo casi imposible guardar la distancia para adelantar de 3 m. y aún más de 10 m. por detrás. Aún así lo intenté. Eso sí, a rueda no fui ni 1 segundo. A pesar de un poco de sangre en mi mano derecha al romper la goma que une la zapa con la bici para la T1, las sensaciones son buenas. Sigo pasando a gente y la mayoría de los que me pasan son "los de lenticular", así que no me preocupo, esos van en otra guerra. Al llegar al giro aprovecho para tomarme una barrita. Quito plato (que llevo los 11 km de ida) y me lo tomo con calma. Llego a la recta de bajada que marca el final de la vuelta y está lleno de gente, como una etapa 
de montaña ciclista. Con el subidón de los ánimos me caliento y hago el inicio en subida a tope. 200 m. después me arrepiento pero ahí ya me he dejado más fuerzas de las previstas. Vuelvo a acoplarme y sigo. El circuito es rápido y sólo hay que vigilar en las 4 o 5 rotondas que hay para dejar sitio a los que te adelantan. Varios llevamos el mismo ritmo y nos vamos pasando unos a otros durante todo el camino, bajo la atenta mirada de un juez. No hay 10 m. entre nosotros, sino 4 o 5 m., pero el juez no dice nada. Me olvido del resto y sigo a lo mío. Al terminar la 2ª vuelta, con los bidones casi vacíos, reorganizo mi estrategia: me tomo el gel que llevo en el botellín y decido tirarle los 2 botellines a Patri para coger unos nuevos en el próximo avituallamiento. Cuando lo hago, un juez me grita que eso es sanción.
Por supuesto, yo ni idea después de ver a todos los demás tirándolos en los avituallamientos. Así que le digo "lo siento" y sigo pedaleando sin pensar en si me penaliza o no. En esta vuelta paso a Héctor y a Pope del club y después de haber hecho lo propio con Carlos en la vuelta anterior creo que sólo me queda Fran, puesto que nuestro punta de flecha Diego tuvo que abandonar por una caída. Ahora, en este "grupo" que nos vamos pasando manteniendo las distancias viene Juan, también del club, con el que aprovecho para charlar un rato. Al llegar al retorno de la 3ª vuelta cojo los bidones en el avituallamiento y quito el plato. Esta vez quiero hacer un buen sector final y no cargo las piernas. Mientras voy acoplado veo a varios grupos que sí van chupando rueda, sobre todo a los que marchan primeros a grandes velocidades. 
A mí me da igual, ellos sabrán, yo sigo a lo mío. Siempre que puedo, y sin quemarme, voy delante. Cuando me pasan, intento dejar 4 o 5 m. y algo de separación lateral. Aún así, es incómodo tener que ir siempre preocupado por las distancias. Inicio la 4ª vuelta y me tomo otra barrita. Me encuentro bien pero no me ciego. Ya pensando en el último sector, aparece un pequeño problema: me entran ganas de evacuar. Me paso los 11 km de ida de la última vuelta pensando en cuándo hacerlo, si en el último sector o en la bici. A falta de 5 km, casi improvisando y con la vejiga pidiendo auxilio, veo un contenedor y me lanzo. Abandono a mis compañeros de fatigas e inicio una "T3" sin saberlo. Porque esto no me había pasado nunca ni lo había ensayado. Dejo la bici, me desabrocho el maillot y empiezo a quitarme el tritraje. Me paro y analizo la situación. Cambio el plan y subo la pernera. Casi la rompo pero lo consigo. Vuelvo a ponerme el maillot y después de casi 3 minutos me vuelvo a subir a la bici. Esta vez sí, me hago los últimos 4 o 5 km sin referencias ni por delante ni por detrás, apretando para minimizar la pérdida. Tras el enlace de bajada llego a la T2 terminando el sector ciclista en 2h 31' 15" (puesto 170) y ahorrando fuerzas. Mientras oigo los ánimos de Patri y demás amigos, dejo la bici (por suerte, tras una carrera corta con ella por mi colocación en boxes)
casco y maillot, me calzo las zapas y la visera y salgo como un foguete. Por delante, 21 km divididos en 4 vueltas por un circuito prácticamente llano con una corta subida al inicio de cada vuelta. Bajo la pernera que aún tenía subida desde "el pit-stop" y pongo "modo caza y captura". Con un gel con cafeína en cada mano inicio mi particular remontada y en busca de terminar al 100%. Nada más salir veo a un corredor que va adelantando y lleva buen ritmo. Sin cegarme, lo cazo y me mantengo a su estela. Antes de llegar al avituallamiento lo adelanto, me tomo un gel con cafeína, 2 tragos de agua y a seguir. Terminando la 1ª vuelta, en una larga recta que pica hacia abajo veo a lo lejos la zona de boxes por donde hay que pasar en cada vuelta. Está a reventar. Una de las imágenes del año. Sin duda. Cientos de personas agolpadas a los lados y animando sin parar. La piel de gallina. No me queda más remedio que subir un puntito. Las sensaciones son muy buenas. No voy a tope por miedo a reventar pero no me guardo nada. Los gritos de ánimo de Patri, gente del club y demás colegas ayudan mucho y me encuentro muy cómodo. En cada avituallamiento, por miedo al flato, me limito a echarme una botella de agua por la cabeza y listo. Ni powerade, ni plátano, ni esponja ni nada. Me refresco y sigo. Paso de cambiar nada. Comienzo la 2ª vuelta
con la subidita y me creo el Gómez Noya. Es el problema de ir tan retrasado. Paso a la gente como si yo acabara de empezar a correr y ellos llevaran una maratón (me imagino que similar, pero al revés, cuando me pasan en el agua). Eso sí, en realidad yo también voy justito. Pero a otro ritmo. Pierdo la cuenta de a los que adelanto y me centro en "pasar al siguiente". Sin reloj, voy por sensaciones. No veo a nadie del club, no sé qué tal irán. A mitad de la 2ª vuelta me empiezo a encontrar aún mejor (debió ser el gel con cafeína) y aprieto un poco más. La gente que está entrenando por la zona, como ya hizo en el sector ciclista, me anima y me dicen que llevo un ritmo muy bueno. Se agradece. Pienso que aún queda mucho y no quiero reventar. Pero me echo otra botella de agua y sigo. Por suerte, no hace mucho calor. Vuelvo a pasar  por la zona de meta y el griterío es increíble, vaya
momentazo. Al inicio de la 3ª vuelta paso a Iñaki, Arturo, Héctor y Carlos del club, me animan y por fin estoy haciendo la carrera para la que entrené, corriendo como sabía que podía hacerlo. Sigo cazando corredores y no bajo el ritmo. En el avituallamiento intermedio me tomo el 2º gel con cafeína que llevaba en la mano y bebo 2 sorbos de agua rezando para que no me dé el flato. Lo consigo. Entro por la zona de meta a tope para completar los últimos 5 km. Ni idea del tiempo que llevo. Mi objetivo previo, bajar de 5 horas. Subo el puntito que me queda y el isquio derecho me da un pequeño aviso. Lo que me faltaba, romper en la última vuelta con la carrera que me está saliendo. Así que decido mantener ese ritmo y rezar. A falta de 4 km paso a Rómulo, compañero de batallas en todas las carreras y un crack. Va tocado y no puede 
aguantar mi ritmo. También paso a Jaja, al que le queda otra vuelta y nos damos ánimos. No va nada mal para estar debutando. A falta de 1 km veo a un corredor que aprieta. Pongo el piloto en reserva y echo el resto. Me lanzo a tumba abierta por la larga línea hacia meta. Lo paso, me anima y entre el griterío giro a la izquierda para enfilar la última recta. De repente, veo el reloj colgado en la meta: 4h 36 minutos... "ni de broma", pienso. El estado de shock dura 2 segundos, lo que tardo en mirar que no venga nadie detrás y poder disfrutar de la entrada en meta levantando los brazos con el objetivo cumplido. Vaya regalo de cumpleaños, casi 24 minutos por debajo del objetivo y entrando en meta al 100% y muy entero. A pesar de pequeñas dificultades como no poder dar casi pies en el agua y molestias al correr por una fuerte tendinitis en la zona de la tibia próxima al tobillo, pude darlo todo y conseguir un tiempo que ni había soñado. Termino la media maratón del último sector en 1h 21' 19" (puesto 29) y finalizo la prueba con un crono de 4h 36' 23" en el puesto 103º de 405 finalizados y ya dentro del GGEE de 35 a 39 desde hacía unas horas. En la meta me espera Patri, que tampoco se lo cree. Ya somos 2. Mientras intento asimilar todas las sensaciones, me cuelgan mi medalla de
 finisher (muy chula) y me dan la camiseta (tb muy bonita). Felicito a los colegas que ya han llegado (entre ellos Juan del "Esteiro Team" que me saca cerca de 1 minuto en meta y Carlos del NoSportLimit que me saca 2 y Fran, que me quita el honor de ser el 1º del club que me saca 3), me tomo 2 vasos de "bebida recuperadora" y me voy a la zona de meta con Patri para ver llegar al resto de la armada rojilla. La alegría es increíble. Última prueba, cumpleaños, objetivo cumplido, buen tiempo... todo redondo. Mientras hablo un rato con Patri y esperamos al resto del club, las piernas empiezan a convertirse en bloques de mármol. Pero no tengo ganas ni de estirar. Después de ver llegar a varios tricolegas (Rómulo, Julio, Pope...) decido ir al puesto de fisio para que me recompongan un poco las 
 piernas al menos para poder conducir hasta Betanzos. Bien, solamente hay 8 por delante y 4 camillas. 10 minutos después sigo en el mismo sitio, no sé si les están haciendo un masaje o están echando la siesta, así que me resigno y voy a lo "Robocop" hasta el coche, cojo la mochila y me doy una fantástica ducha en agua fría al "estilo militar". Después de "ponerme guapo" me encuentro a más amigos (en la foto con David, mi compi de Inef, que debuta con un tiempazo) y comentamos los lances de la carrera. Cojo el avituallamiento final (platos con tortilla, empanada y sandwich a barrer) con un powerade (había cerveza, agua...) y me cuesta comer. Después de tanta barrita y gel mi estómago está bien pero sin ganas de asimilar más comida. Después de las fotos de rigor y de felicitar a todos mis compañeros de club (con la pena de Diego que para el año hará top-20 seguro), me voy ya con morriña de vuelta a casa con Patri, que me animó un montón durante toda la prueba y me ayudó a conseguir uno de mis sueños de la temporada. Resumiendo, este día ha entrado en el podium de los mejores momentos vividos en este mundillo hasta ahora. Desde los entrenos en equipo tanto en Mera como Montesalgueiro hasta la "concentración" en el hotel y finalizando con la carrera, de 10. En cuanto a la 
 carrera, le doy un 8. Como puntos a mejorar, aunque no sé si se puede, la hora de inicio (demasiado temprano, total calor lo vas a pasar igual) y el servicio de fisio (con 5 min. por persona para aliviar un poco las piernas creo que llega, no media hora), sin tener en cuenta la permisividad de los jueces con el drafting que a mí no me afectó en primera persona. Pero con ese entorno, el ambiente, la distancia, los avituallamientos y la atención hasta el último detalle creo que puede ser una prueba referente en Galicia en los próximos años. Los ganadores fueron José Manuel Pardo y Aida Valiño, 2 clásicos en el triatlón gallego. Para el año espero volver y mejorar aún más. La distancia me encanta y el sabor de boca que me deja este Desafío Islas Cíes es fantástico. Ahora toca ya buscar nuevos retos y nuevas pruebas que me ayuden a seguir progresando en este "universo triatlón", pero eso será ya en la 3ª temporada... ¡hasta la próxima!

PD: me gustaría, en 1º lugar, dar las gracias a todos los que me han ayudado a conseguir este reto, desde los que leéis y me animáis a través de este blog, pasando por mis tricolegas de entreno, del club, mi entrenador Emilio... hasta llegar a Patri, mi eterna compañera y sufridora,
sin los cuales no habría llegado hasta aquí ni de lejos.
Sin duda en esta ocasión merece un especial agradecimiento Diego, compi del tri coruña, que nos organizó entrenos para larga distancia durante varias semanas y tb la cena previa a la carrera. En sus piernas se veía un top-20 que seguramente conseguirá el año que viene.
También me gustaría felicitar a todos mis amigos (a algunos ya los considero, en el amplio sentido de la palabra) que han llegado a la línea de meta cumpliendo su sueño y a los que sé que les ha hecho tanta ilusión como a mi: a todos los del club (Héctor, Fede, Julio, Arturo, Pope, Roberto, Fran, Iñaki, Carlos...), a Juan y Jaja del "Esteiro Team", a David, Rómulo, Nando... espero poder compartir carreras durante muchos años con todos vosotros y que las disfrutemos tanto como esta... ¿cuándo es la siguiente?

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