sábado, 7 de septiembre de 2013

47ª COMPETICIÓN: II TRIATLÓN POLAR SERIES CORUÑA: TIRANDO DE ORGULLO

Domingo, 1/9/13, 8:30 h.
II Triatlón by Polar Series Coruña
Distancia: Olímpico (1.5 + 38.5 + 10)
Inscripción: 30 euros
Dificultad: baja (circuitos llanos)
Tiempo: 2h 12' 24"
Tiempo del 1º: 1h 52' 54" (- 19'30")
Puesto: 72º de 309
Avituallamiento: agua, zumo, melón
Trayecto desde Betanzos: 30' - 25 km
Puntuación: 8/10
Repetiría: SI
Al inicio de esta 2ª temporada, cuando hice mi previsión de calendario competitivo, tenía 2 cosas claras: cerrar la temporada con el Polar de Coruña y después con el Desafío Islas Cíes en Vigo. Siendo los objetivos finales, confiaba en llegar al 100% e ir sumando entrenos para mejorar mis prestaciones de la 1ª temporada. La verdad, hasta ahora no me puedo quejar. Ha sido una temporada casi de sobresaliente, pero el verano (o mejor dicho yo) he truncado la progresión. Hasta junio, tanto los entrenos como las ganas iban a la par y los resultados se plasmaban en las competiciones, había subido un puntito con respecto al año anterior. Pero los meses de julio y agosto, con las vacaciones, entre viajes, comidas, fiestas y pérdida total de la rutina han provocado un retroceso tanto a nivel físico como mental que se está viendo reflejado en este final de temporada. A falta del objetivo final (Cíes), tanto en Lugo como en Coruña no me he encontrado cómodo, como es lógico, por la falta de entrenos y las ganas de terminar la temporada. Aún así, me lo he pasado muy bien y tengo mucha ilusión por competir dentro de 15 días en mi 2º medio ironman del año. Confío en que estas 3 semanas de entreno después de las vacaciones me sirvan para recuperar un poco la forma que tenía en meses anteriores y pueda conseguir mi gran objetivo.
Pero bueno, vamos ya con la crónica que sino me enrollo demasiado. Aprovecho parte de la que he escrito para la página web del club, porque sino no me dan las horas para todo. Vamos allá...
6:00 h. “Va, Jose, hoy no puedes llegar tarde, es el “día del club” y tienes que cumplir”. Con los nervios tampoco fue difícil saltar de la cama, aunque con las escasas horas de sueño acumuladas llovían los bostezos. Pero el día grande no se podía fallar. Hasta en el desayuno estaba concentrado. Preparé todo a conciencia y casi salgo en hora. Cuando llego al aparcamiento en Riazor aún es de noche.A pesar de participar el año pasado, me lo tomo con calma. Hincho las ruedas, pruebo la flaca y me voy tranquilo a coger el dorsal. ¡Mierda! Son las 7:45, hay una cola del copón para meter la bici en boxes y aún no tengo el dorsal… en mi línea. Ja, ja, ja, no doy aprendido.
Así que hago una llamada, me pongo a la cola para entrar en boxes y rezo para que llegue Patri e ir a coger el dorsal, porque sino no llego ni a la salida. Por suerte, le cargo el marrón a Berto de mi club, que está un poco más atrás en la fila. Le dejo la bici y salgo pitando a por el dorsal. ¡Qué estrés! A las 8:20 h. consigo poner todo en orden, me enfundo el orca y salgo pitando en mi primera transición. Lo bueno de la “m…” de arena de Riazor es que me hace olvidar el dolor de la picadura de escarapote del pie, ahora ya me duele todo. Para rematarla, pruebo el agua y por un momento creo que estoy en el Polo Norte. Doy unas cuantas brazadas, me giro y veo a más de 300 tíos preparados en la arena para dar remazos a diestro y siniestro. Así que vuelvo rápido y me uno a la película de “300”
Me coloco detrás, visualizo el primer sector aunque con los nervios sólo veo una boya. Da igual, seguiré al resto. Mientras explican el recorrido, veo a varios tricolegas (Javi, Alex, Berto...) pero yo no me muevo. Quiero una natación tranquila y me sitúo en el extremo derecho. Suena la bocina y a correr. Tras la primera brazada, golpe. En la 2ª, otro. Así voy acumulando golpes hasta que a los 30” me entra el agobio. Me freno, dejo pasar y sigo. Sigo recibiendo. Empiezo a sentirme realmente mal y cambio de táctica: viraje a estribor. En vez de nadar hacia delante, me pongo a nadar hacia la derecha. Después de 100 m. lo consigo, estoy sólo. Ahora sí, empiezo a nadar hacia la boya y recupero la respiración. Eso sí, no quiero más golpes. 
Así que pongo el “modo mofeta” y vigilo que nadie se acerque. Busco referencias entre tanto nadador y sigo su estela. A 200 m. de la boya vuelven los problemas: llegan los delfines de gorro blanco, no federados, que salían 2 minutos más tarde y van con el lactato hasta en las orejas, me pasan literalmente por encima. Sin ganas de pelea, vuelvo a nadar hacia la derecha, rezando por no terminar en la Casa de los Peces. Además, para hacerlo más divertido, y sin pagar entrada, a falta de 100 m. para la 1ª boya llego a la piscina de olas, un sube – baja continuo que ya no pararía hasta pisar tierra. Intento centrarme de nuevo y con el modo “ahorro energético” consigo bracear sin mayor dificultad que la escasa velocidad a la que avanzo. Resignado entre gorros blancos veo a lo lejos como los primeros, entre los que se encuentran Fady y César de mi club, están a punto de tocar tierra. 
Por fin, salgo de las aguas de la bahía coruñesa tras 30'11", en una natación que se me hizo eterna. Mientras “corro” hacia la T1, me encuentro con Juan, del "Esteiro Team", que había salido 2 minutos más tarde. Se nota que es de costa. Voy asfixiado pero ya ha pasado lo peor. Me paro a preguntarle a la juez por donde tengo que entrar para coger mi bici y tras la indicación hago cola para llegar, somos tantos que es imposible ir rápido. Aún por encima, la mía está al final de todo, así que me lleva casi 1 minuto llegar hasta ella. Sin darme cuenta de lo que me venía por detrás y demostrando mis habilidades como “amo de casa”, tardo otro minuto en meter el escurridizo neopreno dentro de la bolsa… ¡hasta esto hay que entrenarlo! Mientras juro en arameo por no haberme apuntado a un curso CEAC de “tareas domésticas” consigo después de varios intentos dejar todo ordenado en la bolsa.
 Por fin, cojo la bici y busco el grupo. Por delante, 5 vueltas desde el Millenium hasta la casa de los Peces para completar los 38.5 km del sector ciclista. La temperatura todavía es agradable y los mayores peligros en un circuito tan llano y rápido son los “imprevistos” de la carretera (alcantarillas, raíles del tranvía, rotondas) y la acumulación, mayor en cada vuelta, de triatletas de diferentes niveles físico y mental. Sin tiempo que perder me engancho a una rueda de perfil nada más salir, que me lleva 500 metros más adelante, ya cerca del Millenium, a formar un pequeño grupo que va a un buen ritmo. Aún recuperándome del líquido elemento, me agarro a cola del grupo intentando recuperar el aliento. Poco a poco vamos adelantando a corredores, algunos se unen y el grupo se va haciendo más grande. A la altura del Tryp veo que empiezan los problemas con varios abandonos y caídas, así que activo el "modo alerta". Empiezo a situarme en carrera con los del club, Fady y César ni los veo, literalmente vuelan en el grupo cabecero, un orgullo 2 flechas rojas peleando por el triunfo en “la prueba reina”. Jaime, de vuelta a la élite, remonta posiciones en el grupo perseguidor. Un poco más atrás, el conde de Sotomayor demuestra que ya está para pelear con los pros y se mantiene en las primeras posiciones.
 A la altura de la Domus veo que ya vuelven Berto y Carlos, me sacan un par de km, va a ser muy difícil cogerles. Paso a Iñaki y le animo a engancharse, pero está en otra guerra. Giramos la rotonda y veo a uno del club que no conocía. Es Juan José Gómez. Aprovechamos la “relajación” en el grupo para charlar un rato y amenizar el viaje. Poco después decidimos darle vidilla al grupo y empezamos a dar relevos. Es inútil. Cada uno hace la guerra por su cuenta y la cosa no va. Pasamos por delante del playa y uno se anima de más al ver a tanta gente animando. Lanza un ataque y tonto de mí lo sigo. Se para 400 metros más adelante y nos coge de nuevo el grupo. “Bien, Jose, calentón para nada, que ya no eres novato”. Recupero a cola y veo que se mantienen las distancias con mis tricolegas del club.
 Pasa otra vuelta sin mayores noticias que algún que otro calentón y “susto” por las tapas de alcantarilla (alguna en “modo socavón”) y en la 3ª comienza la fiesta: los del sprint se unen y nos juntamos más de 600 en apenas 8 km… aunque ya tenía puestos los 5 sentidos, activo el 6º (el sentido común) y busco un buen lugar en el grupo para no pasar apuros de aquí al final. De repente, ya pensando en el sector de carrera, nos pasan Márquez, Lorenzo y Pedrosa, un grupo de 5 o 6 ciclistas a más de 40 km/h. No sé si era el grupo cabecero o los primeros del sprint pero van como flechas. Los del grupo intentan seguirles pero no pueden. Por 2ª vez se me enciende la bombilla de novato y demarro del grupo en busca del arca perdida. Meto todo y hago 400 m. como si estuviese jugándome el sprint de los Campos Elíseos y los cazo en la rotonda del Millenium. 
Exultante pensando en las posiciones que iba a ganar cogiendo esas ruedas, me olvido de apretar tras la rotonda y se me escapa la “pole position”. Así que no me queda más remedio que volver a respirar y dejar que me alcance de nuevo mi grupo mientras me hago el “hara-kiri”. Este calentón sí que lo voy a pagar en la carrera. Con la promesa de no volver a calentarme y dejar todo para el sector de carrera, veo que las caídas se suceden. La más grave, un colega del Triatlón Ferrol al que le pasan varios por encima y tiene que ser trasladado al hospital con costillas rotas y demás. Otros con el cuadro partido, ruedas rotas… Gracias a Dios que no llovió, sino hubiese sido mucho peor. Volviendo ya en la 4ª vuelta nos pasa un colega que es ciclista y lleva poco en esto del tri. Es muy bueno sobre 2 ruedas y todo el grupo copia mi táctica: chuparuedas.
 Nos lleva a todos en fila y empezamos a recortar distancias con los de delante. Iniciando la 5ª vuelta veo que los "pros" salen a correr después de un sector ciclista espectacular; qué envidia sana, mientras yo sigo pedaleando. Por fin, sin mayores contratiempos, llego a la T2 con mi grupo del principio, hasta me da pena separarme de ellos, uno que empatiza rápido con la gente. Marco 1h00'50" en este sector, a 4' de los mejores. Tras correr con la flaca por el interminable pasillo de boxes, cojo el gel con cafeína y salgo disparado. Nada más escuchar el pitido del chip, levanto la cabeza y veo a 100 m. a Carlos y a Berto de mi club. Al menos el esfuerzo de la última vuelta ha valido la pena. Aprieto un poco y los cazo. De repente, se encienden las alarmas. Lorenzo empieza a molestar y mis piernas no responden. Nos plantamos en el paseo y en la larga recta van y vienen un montón de corredores. Noto que el ritmo no es bueno. Mal rollo, estamos en el sector decisivo, donde se corta el bacalao. Aquí no vale ni pillar pies ni chupar ruedas, aquí hay que dejarse la piel. Y tirar de orgullo. Y de eso, por suerte, sé un rato. Trato de contener las alarmas y decido ir con Berto un rato, a ver si me recupero. Veo que Juan me saca media vuelta, va a estar complicado cogerle. Subo el pequeño tourmalet del Millenium y la cosa no mejora. “Buff, esto se va a hacer muy largo”.
En estas 4 vueltas te da tiempo a saludar a los conocidos varias veces. Entre ellos, veo venir a los del "Esteiro Team", que me saludan todos contentos mientras yo apenas tengo fuerzas para subir y bajar las pestañas. Empiezo la 2ª vuelta, me echo un botellín de agua por la cabeza pero la cosa no mejora. Es más, Berto pone un puntito más y me cuesta seguirle, me quedo un poquito y me mantengo a duras penas a unos metros. Aún así, el ritmo no es malo. Veo a otros compis por detrás con la misma cara que yo (al menos no soy el único) y nos animamos en cada cruce. De repente, al terminar la 2ª vuelta, Berto empieza a quedarse, unos problemas en la rodilla le impiden mantener el ritmo y cede un poco. Como por arte de magia, su sitio lo ocupa mi colega ciclista que nos tiró la última vuelta en bici y vuelvo a sufrir.
 El tío va como un tiro y no creo que pueda aguantarle. En teoría a 2 patas soy mejor, así que toca tirar de orgullo. Aún queda vuelta y media y ya estoy corriendo más con el corazón que con la cabeza. Su ritmo me obliga a no guardarme nada. En otras circunstancias bajaría un poco el pistón, pero no me da la gana. Así que vamos pasando corredores y gracias a esto le recorto aún más a Juan, que ya me ve venir. Antes de completar la 3ª vuelta, oigo al speaker nombrar a César y a Fady que entran 6º y 7º, vaya máquinas. Mientras se me escapa una sonrisa,  inicio la última vuelta con mi colega al lado y con cara de sobrao. No creo que pueda aguantar. Aún encima, pone un puntito más y me quedo. Justo en ese momento cazo a Juan que me saca una sonrisa y me recuerda el comodín de la llamada. Así que llamo a mi orgullo y con la reserva me mantengo a 5 metros de mi colega. Pensando en llegar al Millenium a toda costa y con el modo "acaba como puedas", el pensamiento de parar se me pasa por la cabeza a la misma velocidad que me deslumbran los rayos de sol. Pero sigo a lo mío. Llego  por última vez a la “mini-cuesta” y a mí me parece “La Bola del Mundo”. "¿Me paro o no?" No puedo, esta batalla tengo que ganarla. Aumento pulsaciones y me mantengo en la lucha. 
Nos pasa uno del Beariz e iniciamos el último giro los 3 a tumba abierta. Después del esfuerzo realizado, aprovecho que la vuelta pica un poco para abajo y echo el resto; lanzo un ataque, ampliando zancada y rezando porque no aguanten. Mantengo el ritmo casi 1 km hasta cerca del playa. Miro hacia atrás y siguen ahí. “Buff, lo dejo”. En ese momento se me pasa por la cabeza todo lo que llevo entrenado este año y me da ánimos para lanzar mi último ataque, esprinto con todo a falta de 200 m. y a falta de 50 m. miro hacia atrás y no veo a nadie. Lo he conseguido. Hasta tengo tiempo a pararme en meta y levantar los brazos.j 37'59" en este último sector. Vacío. Pero contento. Puesto 72º, 2h12’24”. No nos vamos a engañar. Esperaba más. Pero es lo que hay. Al menos gané mi pequeña batalla. La guerra, dentro de 15 días en Cíes. Aún sin aliento y sin coordinación motriz, tengo el tiempo justo a girarme y ver cómo van llegando tricolegas: Berto, Juan, Jaja, Alex, Carlos... Tras comprobar que los 30 euros de inscripción sólo valen para que me den un botellín de agua, un vaso con algo que sabe a rayos y una fruta que no me gusta tras más de 2h de esfuerzo, localizo a mis Sancho Panzas (Patri y Laura) y les cuento un poco la intrahistoria de mi carrera. Además, tras repasar los resultados me entero que el club, Triatlón Coruña, consigue el 3º puesto en la clasificación... ¡espectacular!
PD: A pesar de no haber obtenido el resultado esperado, correr en Coruña siempre es una fiesta. Competir con tantos amigos y en un entorno tan espectacular hace que se te olvide todo y que tengas ganas de repetir. Me gustaría felicitar a todos mis colegas del club por ponerle color a la carrera (y por el podium de clubes), en especial a César y Fady que volaron sobre el circuito coruñés. También al "Esteiro Team" al completo, con una progresión espectacular y un debut olímpico de campeones. Y como no, dar las gracias a mis chicas, porque pegarse el madrugón y tirarse toda la mañana viendo a cientos de tíos correr como locos tiene su mérito. Ahora sí, toca centrarse en el objetivo final, el 15 de septiembre (donde cumpliré 35 primaveras), con el Desafío Islas Cíes. Espero poder dar el 100% y cerrar esta 2ª temporada con un gran sabor de boca... ¡nos vemos en Vigo!

                       Con el "Esteiro Team" al completo                                           Final de carrera

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