martes, 1 de enero de 2013

32ª COMPETICIÓN: SAN SILVESTRE ARES-MUGARDOS: ¡¡FELIZ 2013!!

Domingo, 30/12/12, 11:00 h.
VIII San Silvestre Ares - Mugardos
Distancia: 10 km
Inscripción: 2 euros
Dificultad: Baja (con alguna cuestecilla)
Tiempo: 38'12"  (MMP)
Tiempo del año anterior (circuito al revés): 41'20" (+ 3'08")
Tiempo del 1º: 32'28" (- 5'44")
Puesto: 23º de 418.
Avituallamiento: agua, powerade, manzana, barritas.
Trayecto desde Betanzos: 32 km - 40 minutos
Puntuación: 7/10
Repetiría: SI (ya lo he hecho)

 8:15 h. Suena el despertador. Mejor dicho, lo apago antes de que suene. Los nervios de una nueva experiencia y la siesta del día anterior me impiden dormir. La planificación de la carrera


 de hoy hace que Patri, mi apoyo incondicional en todas las pruebas, no venga. Antes de salir ya la echo de menos. Pero no importa. El día amanece despejado y yo tengo muchas ganas de ponerme en marcha. A pesar de las pocas horas de descanso me levanto a tope. Desayuno de campeones (leche, galletas, napolitana y cereales), preparo todo y llega lo más difícil: meterlo en la mini-mochila. Problema: la ropa por si llueve no cabe. Solución: si llueve me mojo, como los demás. Por primera vez llego puntual a la "quedada", 9:15 h., y no soy el último. Allí está "el míster" Emilio esperando al resto del equipo. La verdad, no sé cuántos vamos a ser. El itinerario de ruta consiste en pedalear hasta Ares, participar en la San Silvestre de 10 km y volver a Betanzos. Varios valientes (Dani, Jensen, César) se han ido dando de baja por distintos compromisos, así que el número será reducido. Mientras esperamos, quizás "por si se me hace corto", Emilio propone calentar dando vueltas a la
pista. Genial. Ya me parece una hazaña acabar la mañana como para aún encima sumarle kilómetros. En fin, por suerte Diego y Silvia llegan pronto y mis fuerzas siguen intactas. Cuando llegan nos enteramos que somos los únicos del "Mili Team" que aceptan el reto. Una pena. Hubiera sido un buen fin de año hacer piña. Otra vez será. A las 9:30 h. arrancamos para Ares, nos esperan 32 km y a mí me parece que vamos un poco justos de tiempo. Tras la primera subida saliendo de Betanzos me doy cuenta que no vamos a ir de paseo. Así que me pongo a cola, agacho la cabeza y a sufrir. El ritmo es bueno pero sólo pensar en lo que quedaba después me acelera las pulsaciones. En la subida hacia Pontedeume Diego y Silvia marcan el ritmo y yo voy justito. Algo no va bien. Toda la semana sin tocar la bici me va a pasar factura. Por suerte la cuesta termina y el resto del camino se me hace más llevadero. Llegamos a Ares después de 1 hora y poco con una media de 29 km/h, demasiado rápido para mi gusto. Después de dar vueltas por Ares conseguimos llegar al pabellón con el
tiempo justo para hacer la T1: recoger los dorsales (ya no quedaban gorros de navidad), tomar un gel, cambiarnos y trotar en dirección a la salida (en el paseo, a 500 metros). Por suerte, las bicis y mochilas quedaron a buen recaudo y ya sólo quedaba centrarse en la carrera. El ambiente, al igual que el año pasado, era espectacular. Buen tiempo, mucha gente y se notaba que era una "San Silvestre", la mitad con gorros y algunos disfrazados. A 5 minutos del inicio ya no valía la pena ni calentar (y mejor no forzar que aún quedaba la vuelta), así que tocó sesión de estiramientos + charla con los conocidos que había por allí. Justo antes de la
salida nos reunimos "los 4 fantásticos" para conocer la "hoja de ruta" y Emilio me dice que vamos a disfrutar y que él va a ir suave con Silvia... Justo en ese momento se me rompen los esquemas y sin tiempo de reacción suena el disparo y Diego se va por patas. Tardo medio segundo en reaccionar pero la adrenalina de la competición hace su efecto y salgo en persecución de Diego sin saber aún el ritmo que iba a llevar. La salida no es muy buena, estoy colocado en la mitad del pelotón. Por suerte, el paseo es ancho (y empedrado) y consigo pasar gente sin dificultad. Tras la 1ª curva veo a Diego,
lleva un buen ritmo y a mi las salidas me cuesta arrancar (soy diesel), así que no me enveneno y pongo velocidad de crucero. Poco a poco me empiezo a encontrar mejor y sobre el km 1 me pongo a su lado. Yo voy un poquito justo, pero él tiene cara de ir de paseo. Ahí me doy cuenta que la carrera va a ser larga. Dejo que marque el ritmo y rezo por poder aguantarlo. Sin tiempo a pensar, empieza la subida. Este año toca Ares-Mugardos, por lo que "el pequeño Tourmalet" toca a la ida. Mientras vamos adelantando a corredores, le digo que regule que la subida es
larga. Parece que me hace caso y eso me da un poco de respiro. Los km no están marcados pero después de 15 minutos nos situamos en torno al puesto 50. Al terminar la subida, no sé cuánto queda ni el ritmo que llevamos (a ver si los reyes me traen el gps...) pero de repente nos pasan 2 por la derecha y se me dispara el lactato. Me pongo "a rueda" y cuando miro hacia el lado no veo a Diego. Miro para atrás y se va quedando. Hago el amago de esperar pero no veo que reaccione. El segundo de duda se me despeja cuando veo que el "dúo dinámico" se me escapan unos metros. Al lío. Quito el modo "ahorro de energía" y no sólo los cazo sino que acelero. Llegamos a Mugardos y sólo pienso en seguir. Sé que queda la vuelta y que lo peor ya ha pasado, pero no sé mi situación de carrera. No hay tiempo a pensar. Vuelvo a mirar hacia atrás pero Diego ya no viene. Confio en que recupere y juntarnos más adelante. Al salir de Mugardos, otra sorpresa, de frente vienen caminando Silvia y Emilio y tengo el tiempo justo de escuchar a Emilio decir que su entreno ya lo
han hecho y de animarme, que voy muy bien. Perfecto, no me ha "reñido", así que echo el resto. Poco a poco voy adelantando a otros corredores aunque cada vez vamos más espaciados. El ritmo no debe ser malo porque nadie me pasa. Cuando me relajo un poco en tierra de nadie me doy de bruces con una cuesta de más de 500 m. No aflojo y la aguanto bien. Noto que ya queda poco pero las fuerzas ya van siendo justitas y empiezo a pensar en el camino de vuelta. Mala señal. En la larga bajada hacia Ares desisto de coger al de delante y me da por
mirar hacia atrás. Craso error. El chico que había adelantado hace un par de km viene como un avión, me pasa y guardo fuerzas para adelantarlo en el sprint final. Miro el reloj y creo que aún queda, por lo que sigo al mismo ritmo y se me escapa unos metros. De repente veo el arco de meta al fondo e intento mandar oxígeno a mis piernas. Es inútil. Aunque al pasar el arco mi crono marca 38'12", llegando en la posición 23º de más de 400 participantes. Mejor marca personal, ¿qué puedo decir? Vuelvo unos metros para ver llegar a Diego pero no aparece. Algo ha
pasado. De repente llega Silvia y me cuenta que Diego ha tenido problemas en el talón. Diez minutos después llegan Diego y Emilio y se paran antes de llegar a meta. Sentimiento agridulce. La alegría por el crono empata la balanza con la lesión de Diego. De todas formas, él está animado y volvemos charlando al pabellón. Antes de la T2, cargamos pilas con fruta, powerade y barritas. La verdad, muy bien, una organización fantástica. Tras recuperar fuerzas y reconvertirnos en ciclistas, mochila a la espalda y a dar pedales. Confiando en una vuelta relajada, mi sonrisa desaparece cuando el ritmo
se acerca bastante al de la ida... "Vale, lo pillo, a sufrir". Menos mal que el subidón por las buenas sensaciones me permite sacar fuerzas de donde no las hay, pero las fuerzas escasean. Mi cabeza sólo piensa en la subida a Pontedeume. Por suerte, todo pasa. Lo peor es la espalda. Antes de salir coloqué mal los tenis en la mochila y me van matando. Pero el ritmo es como para parar... Además, si me duele la espalda me acuerdo menos del dolor de piernas... Pasamos Miño y sonrío. Sólo queda una pequeña subida. Parece que todo ha salido bien... antes de tiempo. De repente Silvia nota algo y no se equivoca.
Pinchazo. En mitad de la subida. Bien, descansito. Y clase práctica gratuita. En un abrir y cerrar de ojos "Mac Gyver Milito" cambia la cámara y el resto de la subida me acuerdo del plato de 34 dientes... Después de otra horita y pico a 27 km/h llegamos al punto de partida,  tras una larga e intensa mañana de triatlón. Si no fuera por la lesión de Diego, un éxito. Para mí, una experiencia inolvidable. Y una gran carrera final para enmarcar este año 2012 que termina. Ojalá que en la San Silvestre del año que viene esté aún más contento de lo que estoy este año, será una magnífica señal... ¡Hasta la próxima carrera, el duatlón cross de Vimianzo en 15 días!
 

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